Tu eres agua y yo café.

domingo, 25 de diciembre de 2011

Aparece en todas partes

Dice que aún recuerda cuando antes de empezar conmigo la gente le decía que yo era una chica rara, y el contestaba que tan solo era diferente y eso me hacía especial, y que le decian además que yo no era de relaciones estables, y él insistía, quería arriesgarse, recuerda tanto como yo las noches interminables hablando los dos, dice que cuando yo me iba él ya no pintaba nada, que empezó a conocerme más a fondo y cuanto más le insistía la gente en que no esperase nada serio conmigo, o en que se alejase de mi, él se convencía de todo lo contrario, para él yo era la chica ideal, dice que yo no sigo las ideas de nadie, que no me dejo llevar por las masas, y que siempre he tenido una forma propia de ser inimitable, y además que tenia un atractivo especial. Recuerda cuando se ponia nervioso, porque le gustaba y no sabía si hacía bien o mal. Pensaba que era un capullo, o un cabrón y muchas burradas más, pero llegó a un punto en el que dijo, a la mierda, y fue de cabeza. No sabes como me alegro de eso (y esto lo digo por mi también), eso que aprendió de mi, dice, y puede que sea así, yo no lo sé, pero aseguro que yo he aprendido más cosas de él de las que aprenderé nunca de nadie, el mandó a la mierda al mundo, a los demás, y a lo que pudieran pensar, tal vez sí, eso es muy de mi, pero yo tengo mil cosas más que agradecerle.

viernes, 23 de diciembre de 2011

¿Tú te acuerdas?

No me hace falta recordarlos como unas de esas personas que están porque están y lloran porque lloran. En realidad siempre han sido más que amigos y más que personas.
Sobre todo él. Ya en sus principios yo fantaseaba con uno de sus besos, aunque nunca dije nada, y pensaba en cómo serían, y qué pasaría si yo un día me armase de valentía y apretara casi impasiva mis labios contra los suyos en un delírio más. Aunque no supe nada de ese odio irracional de su persona hacía la mía. Cosa que poco me importa ya, porque es mío, y si un día lo suelto será porque así lo ha querido él. Porque yo no tomaré sus decisiones, no le haré promesas de esas que no se cumplen, no le mentiré nunca, y nunca, pero nunca soltaré su mano si no es porque él me lo ha pedido. Porque vendería mi vida si eso salvase la suya. Se la vendería a él para que hiciese o deshaciese a su gusto, para besarla o castigarla, pero siempre sobre o bajo sus manos. O sus labios.
Qué quieren que diga si lo quiero tanto que me jugaría las piernas por ver su sonrisa. Y si quieren que lo entiendan. Sino no saben lo que es amar.
Pero él sí, él lo sabe. Sabe que prefiere mil hachazos antes de verte llorar. Y a mi me mataría verle así.
Le necesito tanto que es mi propio marcapasos, aunque a veces se me acelera y hace que se me salga el corazón del pecho. Es tan irregular que me calma con sus besos y me resucita con sus abrazos.
Y si algún día le pierdo, me perderé con él.

miércoles, 21 de diciembre de 2011

Himmel

Todo. TODO ha merecido la pena desde el mismo principio. Sí. Desde ese día de verano en el que te conocí.

lunes, 19 de diciembre de 2011

Descubrirás

Qué sabrá él de la felicidad, si no sabe lo que es tenerle, no sabe lo que es mirarle, y voy más allá, pero mucho más allá del placer humano, no sabe lo que es palparle. Una sola caricia en su cuello te inunda los sentidos de sensaciones, tan místicas como ese poder que tienen sus ojos y que me atrapan, ni siquiera sé a dónde voy a parar cada vez que me mira, sólo sé que dejo de ser yo para ser aire. Y le beso, así vuelvo a ser yo, vuelvo a arder por dentro. Si esto es amor, quiero vivir enamorada. Aunque encuentro maneras mejores de vivir, así como rozando con los labios su pecho, acariciando con los dedos su vientre de arriba a abajo siguiendo la línea que su propio cuerpo me ha construído sólo para guiarme al lugar más sensacional de esta vida, de la suya, que es la mía. Vuelvo a besarle, con la esperanza de que vea las llamas que se han prendido en mi reflejadas en la pupila de mis ojos.

viernes, 16 de diciembre de 2011

Tú sí que estás salvando una vida, amor

Yo. Vuelvo a hablar de mi. Yo. No creía en las segundas oportunidades. Yo. Te he amado. Yo. Te amo. Yo. Te amaré. Yo. Como nadie.
Depués de caer tantas veces, y de escribirme a fuego el rechazo en la nuca, te he encontrado. Tú. Has llegado en plan superhéroe. Tú. me has savado. Tú. Como ya he dicho. Tú.

jueves, 15 de diciembre de 2011

Manuel García Holgado

Sé que te gusta leerme porque de un modo u otro sabes que así, cuando escribo, soy más yo. Incluso yo misma me conozco más cada vez que escribo. Por eso aquí, puedo decir si me apetece, porque quiero que lo sepas, todo eso que pienso de mi, como que soy demasiado impulsiva en cuanto miedos, y pienso tanto en cada uno de mis errores que cada error se convierte en ocho errores más. Y esos miedos de los que nunca hablo, se multiplican cada vez que en tu cara aparece una sonrisa inversa. Además confieso, que pareza lo que parezca, tengo más miedo que nadie. Temo. Amo. Y hablando un poco de tí, no he conocido a nadie tan impresionante en la vida, eres de esas personas que no me dejan tener miedo, de las que prefieren romperse las piernas antes que perder lo que más quieren, y aceptan las consecuencias de cada uno de sus actos. Una de aquellas que pueden atraparte, pueden matarte incluso, destruirte, y eso, eso es lo que temo. Pero no por él. Él es mi vida. Él es quien ha sacado ese resquicio de felicidad de un agujero negro y me lo ha puesto en la punta de la nariz, para que nunca la pierda de vista.