Tu eres agua y yo café.

lunes, 30 de enero de 2012

Cause I'm not made of stone

Todavía me rompo la cabeza pensando de qué endemoniada manera puedo escribir esto para que no quede tan frío. Lo que me sorprende es eso, que sea frio y no arda porque hablo de ti. Por lo menos yo ardo. Ardo de ganas. Ardo por ti. Porque se me encienden las venas si te pienso. Y cuándo no te pienso.
En estos momentos me rompería las dos piernas si así pudiera verte, me conformaría incluso con ver uno de tus ricitos de refilón. ESTO SEÑORES es una persona desesperada, tan desesperada como enamorada. ¡Cómo no enamorarme! ¡Si dependo de tus sonrisas hasta para vivir!
Puestos a volver al estilo de antes, si fueras alcohol serías garrafón, que rápido me has emborrachado de felicidad, que mal voy a estar si un día te me pasas.
Esta historia dejó de ser cualquier tontería desde el momento en el que me pregunté a mí misma cómo cojones podría ser la vida sin tí. Y por mucho que lo pensé no logré ni imaginarlo. Ni quiero. No podría hacerlo, y no por falta de ganas, si no te he dicho ya mil veces que tú eres mi vida es porque es tan obvio que no necesita más mención. Así que explícame tú cómo se vive sin vida. Explícame como has transformado mi mundo en un hombre con corazón de niño y ojos de bandido.

T E A M O M A N U E L G A R C Í A H O L G A D O

sábado, 28 de enero de 2012

Diez razones para amarte, quizá más

Lo que me gusta de ti son esas arrugas que te salen en la cara al sonreír. O eso de que las mismas vengan de otras sonrisas, de las de otras bocas. Porque qué mejor razón para tí, que hacer feliz a alguien con tus pequeños gestos que al final son los más grandes, para ser feliz tú mismo. Aunque no sé si prefiero esos abrazos para mis tardes frías. O los besos anticongelantes para quitarnos la escarcha de los huesos. Me gusta de ti que siempre tengas palabras bonitas para mi, para hacerme sentir bien. Me gusta que me digas lo feísimo e imperfecto que eres porque sé que ni tú te lo crees. Me gusta que me aprietes fuerte contra tu pecho porque así te siento más cerca. Me gusta sentirte cerca. Me gusta que me digas que soy tuya, y saber que tú eres mío. Me gusta jugar contigo a enredarnos las palabras porque nunca entiendes el contexto de las mías, y te queda tan gracioso como cada uno de esos rizos rubios que llevas en la cabeza. Me gusta jugar contigo a ser mayores, a escribirnos historias en la tripa, o a sellar los días con cariño. Me gusta que seas mi comida favorita, mi compañía favorita, y el hueco en mi cama favorito. Me gusta que me lo cuentes todo para que te de mi opinión, porque tu eres el único que me hace pensar que por un momento es importante. Y no solo es importante, sino que es importante para la persona más importante.Me gusta que siempre tengas buenos momentos para mi, o para cualquiera en realidad, porque no sabrías vivir sin esas arrugas que provocan tus sonrisas. Me gustas porque sabes lo que quieres, porque darías la vida por lo que de verdad te gusta. Me gustas porque me inspiras. Me gustas porque eres mi motivación y mi ejemplo. Me gustas porque sin tí, ni sería lo que soy, ni haría lo que hago. Me gustas porque siendo solo tú has conseguido ser mi mundo.

martes, 17 de enero de 2012

Deja de ser tú

Será que como dices tú, yo no estoy hecha para estas cosas. Que como no sé qué hacer me vuelvo tonta y hago tonterías.

lunes, 16 de enero de 2012

Don't be afraid.

Continúo con el tema de siempre en este blog del demonio que ni existiría de no ser porque así le siento más cerca cuando no está. Miedo, una vez más hablo de tí, y una vez más hablo de él. Porque hoy me ha hecho comprender que mi verdadero miedo no es no poder ser perfecta para él. Sino ser esa persona, culpable o consciente de que en algún momento algo está mal, de ver otra vez las lágrimas que caen de sus ojos, pero me arden a mi. Así conozco el miedo porfín, un miedo que ya no es egoísta.


Bien podríamos estar jugando a los relevos, cuando como bien el dice yo me apodero de todo ese don suyo para ser feliz, o cuando él la recupera y yo sigo dependiendo de ello.
Por eso su sonrisa vale más que cualquier cosa en este mundo. Por eso lo necesito como si mi corazón no supiese latir si no está cerca y poco a poco me va dejando sin vida. Por eso solo digo verdades, porque engañarle a él es engañarme a mi misma. Por eso dependo de él. Porque él es mi vida.


Te quiero, te quiero muchísimo. Que nunca se te olvide.

domingo, 15 de enero de 2012

Tus manos, mis manos. Tu corazón, el mío.

Es imposible no pensar en que un día de estos pueda despertarse y darse cuenta de que en realidad su propia felicidad depende de él mismo y no de mi. O de que no importa en absoluto qué es lo que me pasa, porque siempre será miedo. Pero un miedo más lejano y más profundo que cualquier miedo que conozca.
 Tal vez me esté equivocando. Suelo hacerlo. Aunque sé con seguridad que él es lo mejor que me ha pasado en la vida, y lo quiero tanto como merece. También me hace dudar, pero no son aquellas dudas de hace ya tiempo con las que acabé definitivamente y sin ningún esfuerzo, ya no dudo por mi. Desde luego soy lo que alguien busca, un capricho, y caprichos hay muchos. O puedo ser esa persona a la que se aprende a querer.
Por suerte o por desgracia, hasta ahora en mi vida yo solo he sido caprichos. O ese consuelo para el que tiene más miedo que yo. Pero he pensado, o he decidido creer, esas palabras de quien me ha prometido la eternidad, y me ha hecho llorar sintiéndome la persona más afortunada que ha pisado la tierra. Porque uno de sus abrazos me hace sentir más calor que seis soles al otro lado de mi ventana.

Así que ya sabes, si un día te despiertas y te das cuenta de que yo no hago falta en tu vida. Te pediré por reyes cada año, porque eres el mejor remedio para mis inviernos.


Espero que te guste.

Aunque este texto no sirve de nada si al leerlo no sientes la presión que yo siento en el pecho al escribirlo.

martes, 3 de enero de 2012

Yo no quiero jugar

Él está. Sin más. Está en todas partes. Pero no está ahora a mi lado. Estoy segura de que si lo estuviera todo me parecería diferente. Porque siempre me lo parece. Me cambia el mundo, y no es un decir. Por eso le quiero cerca. Porque si se aleja comienza a ser un juego, jugamos con las palabras, jugamos con cualquier cosa. Yo no quiero jugar. Yo quiero que esté a mi lado, que dejemos los juegos de niños y juguemos a ser mayores, a compartir la vida. Podríamos jugar a no vivir en este mundo, jugar a estar en el mundo que me das cuando estás conmigo. Conmigo. Qué bien me ha sonado siempre esa palabra. Suena a dos personas que comparten la vida. ¿Te apetece jugar conmigo?