Tu eres agua y yo café.

domingo, 22 de julio de 2012

Por Manuel García Holgado

Era ella, la que deambuleaba sin rumbo, la que siempre bailaba sola. Su mirada, aunque nublada y turbia, me dejaba ver en momentos de aclaro hasta la más pequeña de sus frustraciones. Y su sonrisa mostraba a esa niña que sin querer creció demasiado rápido. Cuando hablábamos solía tener un tono triste. Pero sin darse cuenta comenzaron a aparecer rayos de sol que salían de entre unas nubes de tormenta de las que siempre te intentas apartar, pero sabes que si te quedas y esperas, todo irá a mejor. Pues no hay forma más dulce que secarse de una tormenta que con el sol cálido y agradable que viene a continuación.
Ella desprendía ese calor que me secaba cualquier mojadura, siempre perfecta en cualquier sentido, con esa sensación que te agarrota, aprietas con tus frías manos tanto su cuerpo, que hasta el sonido de los finos hilos de aire que pasan entre nuestro pelo pueden oírse si ese silencio permanece. Cuando la veo solo quiero besarla, hacerlo hasta que estos labios sean tan suyos como lo son míos.

Tú eres la alegría de mi día a día. Si algún día provocases una tormenta, aprendería a bailar bajo tu lluvia sólo para volver a ver tu sol.
Tenga un dia malo de los que solo quiero ir al baño y coger todos los botes de medicamentos, mientras me miro al espejo con lágrimas en las mejillas. En mis manos una botella de whisky,  ese grito de auxilio que pasa por mi garganta a sabiendas de que va a ser lo último que mi lengua pueda tocar. sé que ella estará ahí. Y que cogerá mi mano, la del bote infernal. Y lo vaciará en el suelo. Me agarrará de la cadera. Beberá un trago y entonces, mi lengua junto con la suya serían mil razones más por las cuales vivir.
Que si ella tuviera un dia horrible, yo me cortaría con una sierra sin filo cada una de mis extremidades sólo si así lograse que ella no volviera a sufrir.
Porque princesa mía de ojos infinitos y tacones de diamante, yo bailaré contigo. Bailaré cada día la música que más sepa acercarnos, y así sentiré tu aliento en cada minuto. Sólo una cosa más.
Baila conmigo.

martes, 3 de julio de 2012

Sumo. Sigo y recuento.

Ahora que todavía podemos contarnos con los dedos de las manos. Noto que los dedos de los pies llevan tiempo esperando ser contados también. De momento van diez. Solo diez. Cuando los contemos todos irán veinte. SOLO VEINTE. Un mes por dedo. DE MOMENTO. Espero que llegue el día en el que cada dedo sume un año. Veinte años también me parecen pocos. Pero esque a tu lado me vuelvo demasiado ambiciosa y siempre quiero más, y más, y más. Debo reconocer que son demasiados los vicios que me provoca tu sola presencia. O los pecados cometidos por tu culpa. Por tu jodida culpa. Porque me obligas a ser egoísta y quererte para mi a todas horas. Por robarte cada día. Por hacerte prisionero único de mi cuerpo.

Y todavía me pregunto quién cojones eras tú para hacerte con mi vida de esta manera. Con esa habilidad. Y con esa rapidez. ¿De dónde has salido? ¿Qué vienes a buscar? ¿Qué es lo que realmente quieres? ¿Sabías que la última pregunta, en mi caso, es demasiado obvia?
Haz tus propios calculos.

viernes, 20 de abril de 2012

Yo creo, no sé, quizás.

Tengo que decir que él se ha convertido en la pieza más importante de este juego absurdo. Del juego de hacerse daño en el que tan si quiera me ha hecho un roce. Por eso puedo sentirme más afortunada que nadie si lo tengo cerca. Porque sé que él tuvo miedo de no poder confiar en sí mismo para darme esa seguridad falsa que yo necesitaba, pero ha hecho cosas mucho mejores. Ahora soy yo quien tiene seguridad en su lugar, o más bien quien se siente segura si está cerca. Porque si en alguien debía confiar, está claro que elegí a la persona idónea. A quien amo con la cordura de esa que le falta a este mundo. A quien echo de menos en cuanto da media vuelta y dejo de verle los cristales que tiene por ojos. O dejo ir su boca y los miles de besos que se me escapan por segundo perdido. Y si, son dos cristales lo aseguro. Hay tanto mundo al otro lado, que si los miras temerías engancharte a la vida que ves. A la inocencia que desprenden.
A veces cuando los miro vuelvo a sentirme niña, a ser todo lo que siempre quise seguir siendo y que poco a poco fui dejando atrás. Solo sus ojos me devuelven esa parte de mi que nunca debí perder.

lunes, 30 de enero de 2012

Cause I'm not made of stone

Todavía me rompo la cabeza pensando de qué endemoniada manera puedo escribir esto para que no quede tan frío. Lo que me sorprende es eso, que sea frio y no arda porque hablo de ti. Por lo menos yo ardo. Ardo de ganas. Ardo por ti. Porque se me encienden las venas si te pienso. Y cuándo no te pienso.
En estos momentos me rompería las dos piernas si así pudiera verte, me conformaría incluso con ver uno de tus ricitos de refilón. ESTO SEÑORES es una persona desesperada, tan desesperada como enamorada. ¡Cómo no enamorarme! ¡Si dependo de tus sonrisas hasta para vivir!
Puestos a volver al estilo de antes, si fueras alcohol serías garrafón, que rápido me has emborrachado de felicidad, que mal voy a estar si un día te me pasas.
Esta historia dejó de ser cualquier tontería desde el momento en el que me pregunté a mí misma cómo cojones podría ser la vida sin tí. Y por mucho que lo pensé no logré ni imaginarlo. Ni quiero. No podría hacerlo, y no por falta de ganas, si no te he dicho ya mil veces que tú eres mi vida es porque es tan obvio que no necesita más mención. Así que explícame tú cómo se vive sin vida. Explícame como has transformado mi mundo en un hombre con corazón de niño y ojos de bandido.

T E A M O M A N U E L G A R C Í A H O L G A D O

sábado, 28 de enero de 2012

Diez razones para amarte, quizá más

Lo que me gusta de ti son esas arrugas que te salen en la cara al sonreír. O eso de que las mismas vengan de otras sonrisas, de las de otras bocas. Porque qué mejor razón para tí, que hacer feliz a alguien con tus pequeños gestos que al final son los más grandes, para ser feliz tú mismo. Aunque no sé si prefiero esos abrazos para mis tardes frías. O los besos anticongelantes para quitarnos la escarcha de los huesos. Me gusta de ti que siempre tengas palabras bonitas para mi, para hacerme sentir bien. Me gusta que me digas lo feísimo e imperfecto que eres porque sé que ni tú te lo crees. Me gusta que me aprietes fuerte contra tu pecho porque así te siento más cerca. Me gusta sentirte cerca. Me gusta que me digas que soy tuya, y saber que tú eres mío. Me gusta jugar contigo a enredarnos las palabras porque nunca entiendes el contexto de las mías, y te queda tan gracioso como cada uno de esos rizos rubios que llevas en la cabeza. Me gusta jugar contigo a ser mayores, a escribirnos historias en la tripa, o a sellar los días con cariño. Me gusta que seas mi comida favorita, mi compañía favorita, y el hueco en mi cama favorito. Me gusta que me lo cuentes todo para que te de mi opinión, porque tu eres el único que me hace pensar que por un momento es importante. Y no solo es importante, sino que es importante para la persona más importante.Me gusta que siempre tengas buenos momentos para mi, o para cualquiera en realidad, porque no sabrías vivir sin esas arrugas que provocan tus sonrisas. Me gustas porque sabes lo que quieres, porque darías la vida por lo que de verdad te gusta. Me gustas porque me inspiras. Me gustas porque eres mi motivación y mi ejemplo. Me gustas porque sin tí, ni sería lo que soy, ni haría lo que hago. Me gustas porque siendo solo tú has conseguido ser mi mundo.

martes, 17 de enero de 2012

Deja de ser tú

Será que como dices tú, yo no estoy hecha para estas cosas. Que como no sé qué hacer me vuelvo tonta y hago tonterías.

lunes, 16 de enero de 2012

Don't be afraid.

Continúo con el tema de siempre en este blog del demonio que ni existiría de no ser porque así le siento más cerca cuando no está. Miedo, una vez más hablo de tí, y una vez más hablo de él. Porque hoy me ha hecho comprender que mi verdadero miedo no es no poder ser perfecta para él. Sino ser esa persona, culpable o consciente de que en algún momento algo está mal, de ver otra vez las lágrimas que caen de sus ojos, pero me arden a mi. Así conozco el miedo porfín, un miedo que ya no es egoísta.


Bien podríamos estar jugando a los relevos, cuando como bien el dice yo me apodero de todo ese don suyo para ser feliz, o cuando él la recupera y yo sigo dependiendo de ello.
Por eso su sonrisa vale más que cualquier cosa en este mundo. Por eso lo necesito como si mi corazón no supiese latir si no está cerca y poco a poco me va dejando sin vida. Por eso solo digo verdades, porque engañarle a él es engañarme a mi misma. Por eso dependo de él. Porque él es mi vida.


Te quiero, te quiero muchísimo. Que nunca se te olvide.